Vol. 27 - Num. 34
Casos clínicos. Enfermedades infecciosas
Irene Díaz Méndeza, José Manuel Puyana Rodrígueza, Cristina Raya Tejeroa, Nicolás Palacios Fernándeza, Inés M.ª Bermejo Rodrígueza, M.ª del Prado Leo Canzobreb
aHospital Materno Infantil de Badajoz. Badajoz. España.
bCS El Progreso. Badajoz. España.
Cómo citar este artículo: Díaz Méndez I, Puyana Rodríguez JM, Raya Tejero C, Palacios Fernández N, Bermejo Rodríguez IM, Leo Canzobre MP. Urticaria familiar de difícil control: cuando no todo es genética . Rev Pediatr Aten Primaria. Supl. 2025;(34):e79.
Publicado en Internet: 26-05-2025 - Número de visitas: 1104
La urticaria crónica es una enfermedad caracterizada por la aparición de lesiones habonosas/angioedema durante un mínimo de 6 semanas consecutivas. Es más frecuente en adultos que en niños.
Puede ser espontánea, cuando no se detecta un desencadenante claro y suele relacionarse con fenómenos autoinmunitarios, o inducible cuando sí se conoce el desencadenante.
La urticaria crónica suele ser una enfermedad episódica y autolimitada en un plazo de 2 a 5 años.
Mujer de 12 años, originaria de Cuba, que acude a consulta de Atención Primaria por primera vez con habones generalizados. Refiere que le aparecen de forma frecuente 1-2 veces por semana, sin saber determinar el tiempo de evolución. Residente en España en los 6 meses anteriores. Previamente había residido en Rusia y Cuba.
La paciente refiere que estas lesiones también las presenta su madre y abuela materna con frecuencia. Inicia tratamiento antihistamínico y se solicita analítica sanguínea con IgE total y específica a inhalantes y alimentos, así como triptasa sérica, encontrándose todos los resultados dentro de la normalidad.
Posteriormente, consulta varias veces en su pediatra de Atención Primaria por aparición brusca de habones, angioedema facial y sensación de cuerpo extraño, sin relacionarlo con alimentos ni fármacos. Tampoco refiere clínica gastrointestinal ni de ningún otro tipo, excepto la cutánea.
Se deriva a la consulta de Alergología Infantil, en la que descartan etiología alérgica, pero detectan IgG positiva para virus de Epstein Bar, por lo que diagnostican de urticaria crónica secundaria a este virus.
Reconsulta en varias ocasiones por persistencia de la clínica, pese a tratamiento antihistamínico, por lo que se repite analítica sanguínea en la que se detecta eosinofilia (ya presente en analíticas previas) y una detección de parásitos en heces positiva para Blastocystis hominis y Dientamoeba fragilis.
Inicia tratamiento con metronidazol, desapareciendo los episodios de urticaria y angioedema.
Ante una urticaria crónica sin claro desencadenante y que no responde al tratamiento, debe tenerse en cuenta la posible existencia de parasitosis intestinales, incluso en pacientes asintomáticos, especialmente en niños inmigrantes.
Blastocystis hominis es frecuente sin clínica asociada, pero puede producir urticaria crónica. Dientamoeba fragilis raramente produce síntomas cutáneos.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
Los autores han remitido un formulario de consentimiento de los padres/tutores para publicar información de su hijo/a.