Vol. 27 - Num. 108

Leído. Libros, revistas e Internet

Las niñas sin nombre

Isabel Gordo Baztána, Daniel Ruiz Ruiz de Larramendib

aPediatra. Servicio de Urgencias Extrahospitalarias. Hospital Universitario de Navarra. Pamplona. Navarra. España.
bPediatra. CS Alsasua. Alsasua. Navarra. España.

Correspondencia: I Gordo. Correo electrónico: isabelgbaz@gmail.com

Publicado en Internet: 09-12-2025 - Número de visitas: 147

  • Burdick S. Las niñas sin nombre. Editorial Grijalbo; 2022. ISBN: 9788425359705.

Las niñas sin nombre es mucho más que una novela histórica, es un retrato desgarrador de la infancia y adolescencia silenciadas por la injusticia y la falta de compasión. En estas páginas, Serena Burdick nos muestra a niñas que, en lugar de recibir amor, cuidados y educación, fueron confinadas en instituciones que pretendían corregirlas, pero que en realidad las despojaban de su identidad y dignidad.

Desde la mirada de la Pediatría, la novela invita a reflexionar sobre lo que ocurre cuando la sociedad deja de cuidar. Cada niña en el reformatorio representa una herida abierta en la salud infantil: cuerpos castigados, mentes atemorizadas, corazones que aprenden a sobrevivir sin ternura. La Pediatría no se limita al tratamiento de enfermedades, sino que se preocupa por el bienestar integral del niño, por su desarrollo físico, emocional y social. En ese sentido, esta historia se convierte en un grito silencioso por la infancia maltratada y olvidada.

La figura del pediatra, entendida simbólicamente, aparece en cada acto de empatía que rompe la cadena del abuso. Cuidar, escuchar y acompañar son acciones profundamente humanas que curan tanto como un medicamento. Si alguien hubiera mirado a esas niñas con la atención que un pediatra brinda a su paciente —viendo en ellas no pecadoras ni rebeldes, sino seres en crecimiento—, su destino habría sido distinto.

Las niñas sin nombre recuerda que toda infancia necesita protección, respeto y amor. La novela se convierte así en una reflexión sobre la responsabilidad colectiva de cuidar. Porque la verdadera Pediatría no solo se ejerce en los centros sanitarios, sino también en cada gesto que preserva la inocencia y la esperanza de un niño frente a un mundo que muchas veces olvida mirar su fragilidad.